A la presidenta del Banco Central de Rusia le toca poner serenidad a la economía. Pero sus 11 años en el cargo la han llevado hacia arenas movedizas. Sigue siendo una de las pocas personas capaces de decir al presidente lo que no quiere oír. Ahora le toca tranquilizar a los ahorradores rusos, que temen un ‘corralito’ Leer